Memoria de los finales de los 80.
Quilmes es el segundo anillo de conurbano y mi barrio es o era transición al tercer anillo. En esa época algunas tardes de domingo salíamos con mi viejo a caminar por los bañados de la Ribera, antes de la autopista terminada. Era campo. Y a lo lejos, al oeste donde bajaba el sol veías la torres de la Catedral de Quilmes, el edificio de la municipalidad, algunos más detrás, sobre la barranca. Debajo. Al pie de esa barranca, nuestro pequeño barrio de casas bajas de material. Casas cuadradas, de albañilería tana, losas de Cemento. Ese fue el Cemento que conocí, el de barro, lirios y Viejos del Carro que cartoneaban allá arriba...
Caminábamos con mi viejo en el atardecer de oro:
Y yo decía, -mirá, ¡La Acrópolis!
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