miércoles, 19 de agosto de 2020

A Facundo Castro

 

me piden lo profético que hay en mí, con melancolía,

y un golpe de objetos que llaman sin ser respondidos hay, y

un movimiento sin tregua, y un nombre confuso.

(Pablo Neruda)

 

A Facundo Castro

 

 

canon de la cebolla

 

la tierra explota

una mano oscura se abre

una mano oscura se cierra en garra

sobre la melena y la tira

habla la oscura boca desdentada desterrada

de la vida

aborta un crujido blanco.

Por unos meses unos días

una larga noche hinchó tu estómago

inflaste tu vientre en el viento de la Madre

sacudieron tus dedos verdes largos de violinista

gitana de filosa lengua.

 

Una hoja de espada ancha

vence el adobe de las murallas que te guardan

y las lanzas verdes moviéndose bajo el espeso

sudor del peón

cerrando los ojos para ganar el pan, adentro, adentro

se desnudan ante el procaz pendejo que te toma

y arroja entre tus hermanas. Sucias, aún con costras

de la violencia que las tomó de su casa eterna.

Y al rato las arrojan embolsadas

un ruido seco de tambor en la noche late.

 

Sin embargo, las sendas se parten, se cortan

En la penumbra silenciosa del saco

donde se acumulan se tocan se golpean

se amuchedumbran las hermanas buscando un poco de calor

ese donde crecieron los pequeños penachos formados

en esa silenciosa hilera asoleada en el viento que llega andino

Allí en ese amontonamiento fraternal de frailes franciscanos

rebeldes a las tonsuras arrojados en las manos de la Creatura

suena el recuerdo abrámico pero no hay una angélica mano

que detenga el filo salvaje de la creatura sacrificante

no hay una voz en lo alto que acalle el chirrido aceitoso de la sartén

 

la hoja del acero templado cae

una y otra vez, y vuelve a caer

tu sangras claras tus heridas

que se transparentan sobre el oscuro hierro

que te envuelve en un abrazo ardiente aceite

chirriante sangre de olivares antiguos

que chispean en fuegos nuevos

para la transmutación de tu carne fileteada

 

Es allí donde arden medialunas pàlidas sobre hierro eclipsado

Es allí donde entonces las hojas blancas del papel arrancado

Es allí

se hace un poema en el aire

se hace una saeta invisible

se hace un sol rojo en el ojo

se arrastra rompiendo diques olvidados ignorados

la creatura una lágrima se conjuga

y el lacrimal es un grimorio ignorado

del hechizo cotidiano que la sierva prepara

para sus amos.

 

Alejandro Ferreyra

Agosto 2020

Más de cien días sin saber donde está

 

https://www.pagina12.com.ar/286124-facundo-castro-todos-saben-que-se-les-fue-la-mano-a-los-poli 

 

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