Por la cama que me recibe cansado
por el monte
por el cerro Linderos
por caminar entre los molles
por la sonrisa
por la música
por poder escuchar la música
por el sonido de los pasos sobre el pasto
por el crujido de la leña en el fuego
por quien prepara la comida
por la comida
por compartir la comida
por el agua y el vino
por la naranja que da el jugo para beber
por la pera que humedece el cuchillo que la pela
por el pan de ayer que se tuesta
por las migas de las tostadas que dejo sobre el pasto
por el zorzal
por el picahueso
por los “pst-pst”
por el hornero
por las catas
por los aguiluchos chillando allá arriba
por el cóndor planeando alto muy alto
por la risa
por cada sonrisa
por la lágrima que avisa
porque puedo llorar ante la perdiz
por el vuelo súbito de la perdiz
por la bosta de los caballos
por las espinas en las zapatillas que no me pincharon
por el apego del monte que traigo en las zapatillas
por poder volver acá
por la comunidad que se agita en el baile y el canto
por los ojos brillantes que me devuelven la mirada
por caminar otra vez en el Monte
por cada persona que me brinda su amistad
por el amor que da la tierra en cada criatura
por la gota de la lluvia demorada en las ramas de las acacias
por el techo
por el calor del hogar
por la luz
por la sombra
por tu mano abierta
por tu mano que estrecha otras manos
por la palabra dicha a tiempo
por la palabra callada a tiempo
por mirar
por dejarse mirar
por quedarte en el abrazo
porque sí y porque no, yo, Alejandro en el Viento, doy gracias, gracias, gracias
Alejandro Ferrerya
No hay comentarios:
Publicar un comentario