El potro soñado |
Errante, me miro en los arroyos, |
sabores de lunes, de cines y miniseries, novelones, |
expulsando del alma a ese caudillo punzó |
acuerdo edictos que penar por siempre. |
Hago huellas sin fin, siembro fantasías, |
le chiflo a los boyeros anidando: |
quienes, es habitual, hieráticos, |
fríos me desencantan silbando |
Allá a la pampa tan ancha del cielo |
sobre las creencias norteñas de un puente de iris |
y con las hojas iluminadas: |
me lleva el camino, aunque trajinado, |
cabalgando sobre excavados cementerios, apenas nuevos, |
soy rumor de cascos amarilleando entre zapallares |
Avanzo entre libros recordados, entre nuevos brotes, |
soy el maniquí de un triste anciano: |
disfruto el dulce encanto feudal, |
el delicado misal de hojas de arroz, |
entreverado de antiguas flores, evanescentes, |
esas pichanas, desgastadas varas de tala, |
cuya imagen guarda, indudable pena y fatalidad. |
Yo que piso el jazmín del cielo y la ansia que lleva |
yo despunto el bastón amado: y además, |
espero la eternidad que es pura forma |
ese gusto de mi espìritu que se hunde. |
¡Cómo ha amanecido!¡ con lenta luz pálida, |
pesada, mano de caricias! |
Escuché el relincho del colorado |
a pelo, potro libre, luminoso. |
Montado en él atropello iglesias |
corriendo la soledad de cuarteles sin soldados, |
y tropas de espectros acosándome. |
Su mirada castaña va alumbrando, |
su cuerpo es el tambor del galope que pisa. |
Yo demando las luces de un refucilo perenne, |
un funeral que se encargue de mis dones. |
COCKTAILS SANS CHICHI
Hace 1 mes
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